A lo largo del proyecto se refleja la necesidad de apostar por modelos industriales/empresariales que tengan en cuenta criterios no solo económicos, sino sociales y ambientales, que permitan garantizar el funcionamiento de los ecosistemas y por tanto salvaguardar nuestra propia supervivencia y bienestar como especie.
Para entender esta relación de interdependencia entre el bienestar humano y los ecosistemas, es necesario aclarar primero los conceptos de bienestar y necesidad.
Para el concepto de bienestar la RAE incluye tres definiciones:
- Conjunto de las cosas necesarias para vivir bien;
- Vida holgada o abastecida de cuanto conduce a pasarlo bien y con tranquilidad;
- Estado de la persona en el que se le hace sensible el buen funcionamiento de su actividad somática y psíquica.
Se puede también decir, que el bienestar sería uno de los extremos de un continuo cuyo opuesto es la pobreza, que se define como una privación evidente del bienestar.
El bienestar humano tiene múltiples componentes, entre los que se incluirían los materiales básicos para una vida buena, la libertad y las opciones, la salud, las buenas relaciones sociales o la seguridad. Estos, dependen del contexto y la situación, reflejan factores físicos, sociales y personales, como la geografía, la edad, el género, la cultura y las circunstancias ecológicas locales.
Por su parte, la vida buena se considera aquella que satisfaga las necesidades básicas humanas, que suponga una solidaridad sincrónica (con todas las personas que habitan en la biosfera), y diacrónica (con las generaciones actuales y futuras), además de una solidaridad con todo lo vivo.
Las necesidades, por el contrario, serían algo intrínseco y que no podemos cambiar porque forman parte de la vida, de nuestra naturaleza como especie. Las necesidades son pocas y finitas y ligadas a nuestra propia subsistencia (comer, beber, respirar, dormir, abrigarse, etc.), la protección y seguridad, afecto, ocio, participación…
Aunque las necesidades humanas son las mismas en todas las culturas y en todos los períodos históricos, sí cambia el estilo que adopta cada sistema económico, social y político para satisfacerlas. Lo que varía entre una cultura y otra, no son tanto las necesidades, sino la manera de resolverlas, en general, dependientes de los recursos y posibilidades de cada territorio.
A modo de ejemplo. Si se pregunta al alumnado qué necesitan para tener bienestar o sentirse bien, y entre las respuestas encontramos objetos de ocio como un móvil o una consola, hay que indicar que la necesidad que nos proporciona bienestar es la actividad de ocio y recreo, y que el objeto es solo la manera de cubrir esta necesidad pero que hay muchas otras.
Bienestar humano y su dependencia de los ecosistemas
En este sentido, el ser humano, al igual que el resto de especies, es ecodependiente, ya que todo lo necesario para poder vivir proviene de la naturaleza y por tanto, su bienestar depende directa e indirectamente de la capacidad de los ecosistemas para generar los distintos tipos de bienes y servicios que permiten la vida en el planeta.
Los servicios ecosistémicos son múltiples y diversos y van más allá del suministro de comida o agua. Se clasifican en 4 tipos:
- Servicios de abastecimiento. Se refieren a la variedad de bienes o materias primas que ofrece un ecosistema (alimentos, agua, energía, materias primas, medicinas, etc.).
- Servicios de regulación (regulación de ciclos). Permiten la regulación de los procesos naturales de los recursos aire, agua, suelo y el control de emergencias como enfermedades e inundaciones. Algunos ejemplos son: el mantenimiento de la calidad del agua, la polinización, la regulación de la erosión y fertilidad del suelo, o la regulación del clima a través de la captura y almacenamiento del CO2.
- Servicios de apoyo. Son la base del funcionamiento de los procesos del ecosistema, garantizando así buena parte del resto de servicios y permitiendo la diversidad genética y la variedad de especies. En esta categoría se encuentran por ejemplo la fotosíntesis, el ciclo del agua, la biodiversidad o la formación y almacenamiento de materia orgánica.
- Servicios culturales. Son beneficios no materiales, resultado de la evolución a lo largo del tiempo y del espacio de la relación entre los seres humanos y la naturaleza que los rodea. Como ejemplos están el conocimiento científico, el disfrute estético del paisaje, la identidad cultural o la recreación y el ecoturismo.
Pero la capacidad de los ecosistemas para suministrar estos servicios dependerá de su estado de conservación. A mayor deterioro, menor capacidad de estos para proporcionar los bienes y servicios que precisamos para el mantenimiento de nuestra salud, seguridad, bienestar y prosperidad.
Si quieres conocer en detalle todos los servicios de los ecosistemas consulta este enlace.
¿Cómo se ve afectado el bienestar humano en relación a los servicios ecosistémicos?
Existe una relación directa entre los ecosistemas, los servicios que proporcionan y el bienestar humano: un cambio en los ecosistemas tiene repercusiones en los seres humanos y viceversa.
En la sesión 4, se trabaja entorno a varios parámetros para medir el nivel de vida de un país para finalmente realizar la conexión con la huella ecológica de cada uno de ellos. Uno de estos parámetros, el Índice de Desarrollo Humano, es el que actualmente se toma de referencia para medir el bienestar humano. En este sentido se ha constatado una relación lineal inversa entre el bienestar humano y el estado de los ecosistemas, es decir, que el bienestar humano mundial ha aumentado a costa de la degradación de los ecosistemas y de la pérdida de la biodiversidad.
Así en la sesión 5, se puede ver esta relación a lo largo de la historia, y vemos que mientras las poblaciones han ido aumentando su nivel económico, la cantidad y tipo de residuos generados y la huella ecológica han ido también aumentando.
La ambientalista Raudsepp-Hearne plantea una paradoja en este sentido: el bienestar es medido a través del Índice de Desarrollo Humano, que está formado por tres componentes: la salud, la educación y el PIB y que ignora los aspectos sociales y culturales del bienestar humano. Por tanto a la hora de evaluar el bienestar, no mide la Calidad de Vida (capacidad que posee el grupo social de satisfacer sus necesidades con los recursos naturales en un espacio natural dado) sino el Nivel de Vida (grado de bienestar, generalmente material, alcanzado por la generalidad de un país). Si la medición estuviera realizada en términos de Calidad de Vida, veríamos cómo el bienestar humano sí disminuye conforme se degradan los servicios ecosistémicos.
Si no se adopta ningún cambio, el deterioro de los ecosistemas se irá agravando cada vez más y los ecosistemas irán perdiendo su capacidad para proporcionar los servicios ecosistémicos de los que nuestra vida y bienestar dependen, traduciéndose en problemas como la inseguridad hídrica y alimentaria, el aumento del precio de los productos e incremento de los conflictos, las migraciones, el cambio climático y la vulnerabilidad a los desastres naturales (inundaciones, sequías, etc.) lo cual, terminará suponiendo un impacto negativo en el bienestar humano.
En la sesión 6, el alumnado trabaja entorno a diferentes noticias de prensa que versan sobre la situación de un problema ambiental en España y que tiene reflejo sobre el bienestar humano.
En la noticia 1, está relacionada con la paradoja que hemos comentado antes sobre relacionar el bienestar humano con el Índice de Desarrollo Humano, en concreto hablamos del PIB como referencia del éxito de un país pero que no tiene en cuenta los efectos del sistema productivo.
En el caso de la noticia 2, nos centramos en mostrar cómo la pérdida de los insectos afecta directamente a uno de los servicios ecosistémicos, la polinización, fundamental para la reproducción de muchas plantas, incluidos cultivos, y por tanto para garantizar la seguridad alimentaria de la humanidad.
Con la noticia 3, vemos la problemática de la contaminación atmosférica, concretamente por el aumento de los gases de efecto invernadero y de las micropartículas (partículas en suspensión presentes en el aire como cenizas, polen, partículas metálicas, etc.). Este fenómenos deriva en consecuencias directas para la salud (La OMS estima en 7 millones de personas las muertes anuales relacionadas con la contaminación del aire) y en el caso del aumento de gases de efecto invernadero una serie de efectos en cascada, por ejemplo: está provocando un aumento del efecto invernadero (aumenta la temperatura media del planeta) que está asociado al cambio climático. Este último a su vez, produce fenómenos climáticos extremos, con mayor virulencia y frecuencia: sequías, inundaciones, incendios, huracanes, etc. A su vez, una inundación puede provocar muertes de forma directa, enfermedades derivadas de la contaminación del agua, destrucción de infraestructuras, cosechas, ganado, etc.
En la noticia 4, la relación con el bienestar humano es que estamos explotando al planeta por encima de sus posibilidades lo que se traduce por un lado en el agotamiento de recursos naturales y el deterioro de los ecosistemas, lo que va en detrimento de nuestro bienestar humano, pero también en las desigualdades en el acceso a un ambiente sano. Un país con una huella alta muy alta implica que explote recursos de otros países para satisfacer sus necesidades.
La noticia 5 está asociada al actual modelo de consumo de usar y tirar que lleva aparejado el agotamiento de recursos naturales, el aumento de los residuos, de la contaminación del agua, aire y suelo y por tanto un deterioro de los ecosistemas de los que depende el bienestar humano.
Y por último, en la noticia 6, vemos un ejemplo de iniciativa ciudadana que mejora la calidad de vida de las personas y hace más habitables las ciudades. Los huertos urbanos favorecen las relaciones sociales, crean zonas verdes en zonas urbanas, proporcionan alimentos, son una alternativa de ocio, etc.
Para más información sobre este tema, consulta en la Escuela de Docentes el Eje Ecología del bienestar humano.
Desigualdades socio-ambientales
Durante muchos años, los problemas ambientales han hecho referencia a problemas que únicamente conciernen a la naturaleza, y la mayor parte de los esfuerzos dedicados al conocimiento de la problemática ambiental se han centrado en los impactos en el medio natural de las acciones humanas. Sin embargo, la estrecha interdependencia entre los seres humanos y el medio hace que muchas comunidades sufran las consecuencias del deterioro ambiental en forma de una pérdida progresiva de calidad de vida, hambre o miseria.
Las consecuencias del deterioro ambiental no se distribuyen por igual, sino que afectan especialmente, por lo general, a las comunidades con menos recursos. Existen dos formas en las que se manifiesta la desigualdad ambiental:
- Desigualdad en el acceso y control de los bienes naturales: asimetrías existentes para disponer, aprovechar y utilizar bienes esenciales, tales como agua, tierra, pesca, medicinas ancestrales y energía, entre otros.
- Desigualdad en el acceso a un ambiente sano: asimetrías en la distribución del deterioro del medio ambiente causado por las actividades productivas.
En la sesión 4 reflexionamos sobre este aspecto, y durante la sesión 1 y la sesión 14 se ven dos ejemplos reales de desigualdad en el acceso a un ambiente sano.
En el primero de ellos, la construcción de una mina a cielo abierto en el corazón de una montaña, es la comunidad, cuya medio de vida depende de esa montaña, la que sufre de forma directa las consecuencias ambientales y sociales de la explotación del recurso minero, pero no sus beneficios. En cambio, la empresa que lo extrae se beneficia económicamente sin verse afectada ambiental ni socialmente.
Mientras que el segundo caso, sería un ejemplo claro de la exportación de residuos tóxicos desde los países que los generan hacia países donde la legislación ambiental es menos severa y donde realmente sufren sus efectos perjudiciales sobre el medio.
En ambos casos, los consumidores de los productos fabricados con el mineral o de los productos tecnológicos que acaban como residuos, son en su mayoría, ajenos al deterioro del ecosistema y del bienestar de las poblaciones afectadas.
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